
JESÚS DEL SOBERANO DESPEDIMIENTO PARA LA PASIÓN
20/05/2014 · por nosoloalameda · en Historias
La reapertura de la Abadía de
Santa Ana del Císter ha sido sin duda una gran noticia, acrecentada por
el traslado de la Hermandad del Sepulcro. Nos ha permitido volver a ver
las imágenes a las que allí se rinde culto, como la imagen de Jesús del
Soberano Despedimiento para la Pasión. Una placa junto a la misma nos
indica su advocación y su autoría: Pedro Fernández de Mora (1638);
igualmente se señalan los años en los que sufrió restauraciones. Pero,
¿cual es la historia de esta imagen con tan peculiar advocación?;
¿procesionó en alguna ocasión?
La advocación alude al
adiós dado por Cristo a su Madre antes de marchar a Jerusalén a sufrir
la Pasión. A diferencia de otros episodios de la vida de Cristo, el
del Despedimiento no tiene sus fuentes textuales en los evangelios
canónicos, ni tampoco en los apócrifos ni en La Leyenda Dorada. Se
encuentran en la literatura mística de la Edad Media (hacia
1300), resultado de las profundas meditaciones que realizaron frailes
pertenecientes a diversas órdenes religiosas, especialmente, la
franciscana y jesuita. Uno de los ejemplos literarios más tempranos data
del siglo XIV, y es la obra Vita Christi Redemptoris Nostri,
debida al religioso alemán Ludolf von Sachsen (Ludolfo de Sajonia, El
Cartujano, 1314-1378); trabajo que, traducido del latín al castellano
por el franciscano fray Ambrosio de Montesinos (1448-1514) a petición de
los Reyes Católicos, ejerció cierta influencia sobre los artistas del
momento y posteriores. En el capítulo XXI de la referida publicación, El
Cartujano escribe que: Cumplidos veynte e nueve años en los quales
el hijo de Dios avía hecho vida penosa y menospreciada, y començados ya
los treynta, quando Sant Juan baptizava y predicava antes que fuesse
preso, dixo a su madre: Señora, tiempo es ya que vaya a glorificar e
magnificar la gloria de mi padre e a manifestarme al mundo; porque ha
grandes tiempos que estoy escondido y retraydo de la común conversación
de la gente, y esme forçado obrar la salud de las ánimas; ca por esto me
embió acá mi padre celestial. Y esto dicho recibió licencia y bendición
della y del santo Joseph. E tomó su camino, partiéndose de la ciudad de
Nazareth (…). (1)
El jesuita Padre Luis de la Palma también recogió este pasaje de la vida de Cristo y María en sus escritos, concretamente en el capítulo V de su Historia de la Sagrada Pasión, sacada de los quatro Evangelios; capítulo llamado Despídese el Salvador de su santísima Madre para ir a padecer.
En la pintura son diversas las interpretaciones que se han llevado a efecto de este pasaje, como es el caso de Lorenzo Lotto (Jesús Despidéndose de su Madre, 1521). Sin embargo, a juicio de Juan Antonio Sánchez López (2), ningún
artista como el Greco supo extraerle tanto partido emocional, hasta el
grado de haber dejado una versión de una profundidad psicológica y
espiritual raras veces alcanzada en la historia de la pintura,
conseguida a través del juego de manos y miradas intercambiadas por los
bustos de los dos protagonistas. Ciertamente, en el cuadro de El Greco
(c. 1595), a diferencia de como había sido representado este pasaje por
otros autores tanto en pintura como en el grabado, nos presenta La
Despedida de Jesús de su Madre reduciendo únicamente a dos el número de
personajes presentes en ella, dotando así la escena de una mayor
espiritualidad e intimismo, logrando con ello alejar la tensión que en
esos instantes sienten ambos ante el inminente inicio de la pasión y
muerte de Cristo de la que son conocedores.
En esta obra pudo tener su inspiración el autor de la imagen del Despedimiento de la ciudad de Málaga. El sevillano Pedro Fernández de Mora, discípulo de Martínez Montañés, la realizó en el año 1638 por encargo
de la Hermandad de la Pura y Limpia Concepción. En la escritura de 30
de octubre de 1638 el artista, que vivía por aquellos años en la calle
de los Santos Mártires, se obliga de hacer un paso del Despedimiento de Nuestro Señor Jesucristo de su Santísima Madre (…) que se ha de entender una hechura de un Cristo y una imagen de Nuestra Señora para vestidos al natural, armados con tornillos y andas, que asimismo he de hacer.(3) Ello
evidencia que el destino de ambas imágenes, en su origen de candelero,
era ser procesionadas. No era la primera vez que el artista trabajaba
para la mencionada hermandad, ya que tres años antes ya había realizado
una imagen de Ntro. Señor Jesucristo lavando los pies al apóstol San
Pedro y el paso de la Cena, el cual era portado por 26 hermanos
correonistas.
La Hermandad de la Pura y Limpia Concepción
había sido fundada en torno a 1617 (se fusionaría siglos más tarde con
la cofradía de Jesús Orando en el Huerto) y tenía su sede en el
convento franciscano de San Luis el Real; en 1635 se le agregó la
Hermandad de la Humildad de Cristo Nuestro Señor y Redentor (Humildad y
Paciencia); y en 1636, surgió como hermandad filial la del Santo Cristo
con la Cruz a Cuestas.(4)
Procesionaba el Miércoles Santo,
debiendo ser el cortejo de una gran magnificencia ya que se encontraba
integrado, probablemente a mediados del siglo XVII, por las siguientes
imágenes: Jesús del Soberano Despedimiento (Pedro Fernández de Mora,
1638); Sagrada Cena (Pedro Fernández de Mora); Ntro. Señor Jesucristo
lavando los pies al apóstol San Pedro (Pedro Fernández de Mora, 1635);
Coronación de Cristo Nuestro Redentor (José Micael Alfaro,1634), con
tres sayones; Santo Cristo con la Cruz a Cuestas; y Ntra. Sra. de la
Pura y Limpia Concepción. Para llegar a la ciudad cruzarían por la
Puerta de San Francisco, la cual se encontraba frente al convento. Estas
procesiones que incluyen una recopilación de pasajes manteniendo un
orden cronológico aún se mantienen en localidades como Cuenca o Zamora.
Se tiene constancia de que hasta 1669
efectuaba su salida procesional, aunque todo hace pensar que lo seguía
haciendo años más tarde ya que hay referencias constantes a esta
Hermandad a lo largo de todo el siglo; es más, su importancia se refleja
en el hecho de que en 1673 los franciscanos autorizaron que la imagen
titular fuese colocada en la parte central del nuevo retablo que se
había hecho en la capilla mayor, tras la petición de los hermanos
justificada en la devoción de la que gozaba la imagen.(5)
Desde el final del siglo XVII hasta el
año 1730 se pierde el rastro de esta Hermandad que procesionaba el paso
del Despedimiento. En el referido año se cree que fue refundada,
contando con otra imagen de la Concepción Dolorosa, la que sería
destruida en 1931. Parece ser que las imágenes de Jesús y María en su
Soberano Despedimiento para la Pasión se hallaban cedidas, a principios
del siglo XVIII, en concepto de bienes de un patronato común a la Hermandad de Esclavitud Dolorosa, residente aún en el mismo templo franciscano.
En 1733 el grupo del Despedimiento se encontraba bastante deteriorado. En una escritura de aquel año se indica que “…por
su antigüedad y por el atrazo y calamidad de los tiempos avían llegado a
estar faltas de la desenzia que justamentte deben tener; así por lo que
representtan como que la devoción de los fieles les deven dar, y por
dichos motivos no era posible, sin mucho remedio, que pudieren volver a
salir al público y que llegaría el caso de que se atrasazen más y se
extinguieren por hallarze y totalmente ymposibilitadas de el uso para
que se hicieron; y de distintos años a esta partte no averlas sacado por
ello en la dicha procesión.” (6) Refleja que la hermandad depositaria, Esclavitud, llevaba varios años sin procesionarlas debido a su mal estado.
La situación causó el malestar del noble
tutelar, Juan Pedrosa Coronado y Zapata Vastante, quien haciendo uso
del mencionado patronato determinó ceder el misterio al convento del
Císter, dado el empeño que la abadesa, Sor María de San José, en la
recuperación de las imágenes. La cesión se llevó a efecto el 28 de junio
de 1733; el patrono permitía que fuera procesionada por la Hermandad de
la Esclavitud pero coartando en demasía la intervención de la cofradía.
Así: (…) si no fuere a el fin sierto y verdadero de que salga en
dicha proseción los citados Miércoles Santtos a la qual solamente an de
ser llevados con la dicha desensia y aseo que lo hará y executtará la
dicha Reverenda Madre Sor María de San Joseph y por su falta las
relixiosas de dicho su combentto, pero acavada la dicha prosezión luego
ynmediatamentte se le a de traer a la referida clausura, donde se
conttinue su culto en el derecho tottal de propiedad pro averse devido a
dicha Reverenda Madre la renovación de dichas ymágenes que ya estaban
casi perdidas.(7)
Debió producirse el desmembramiento para
facilitar el acoplamiento de las imágenes en el templo, lo que unido a
la profunda transformación que sufrió la imagen del Cristo como
consecuencia de la “restauración”, financiada por la abadesa, trajo como
repercusión la pérdida de toda la identidad iconográfica. La
intervención llevada a cabo en el siglo XVIII debió centrarse,
fundamentalmente en la mascarilla; el artista anónimo rehízo
completamente la oreja derecha y algunas áreas del bloque craneano.
Según Sánchez López: La boca entreabierta en ademán de hablar, el
fruncido de las cejas y los ojos entornados recrean el gesto suplicante
demandado por las escena representada. Igualmente el restaurador: se
percibe en la saturación de las heridas y su artificiosa colocación
sobre el rostro de la escultura. Imitando un grafismo corriente en los
Ecce Homo de Pedro de Mena, el restaurador dispuso dos hilillos de
sangre que, a modo de soga, confluyen en un punto del cuello. Asimismo,
debió policromar y transformar en gotas de sangre las dos lágrimas de
cristal, adheridas a las carnaciones originales.(8)
No existe constancia de que volviera a ser procesionada.
En 1972, el protector del convento
cisterciense, Luis Pajares Vilches, financió la terminación total de la
imagen alentando la sustitución del candelero por un cuerpo perfectísimo, incluso anatómicamente considerado, de forma que resulte un todo armonioso y auténticamente artístico;
la definitiva transformación fue ejecutada por Luis Álvarez Duarte,
quien añadió igualmente la corona de espinas y realizó una copia de las
manos primitivas. Ya sí que había desaparecido completamente la
iconografía originaria; sin embargo, la imagen del Señor presenta
todavía uno de los detalles que Pedro Fernández de Mora incluyera al
efigiar la iconografía primitiva y que denotaba que el autor conocía el
trasfondo emotivo que la literatura religiosa relacionaba con la escena:
las lágrimas de cristal en el rostro de la imagen, y ello a pesar de
que fueron repintadas en las restauraciones posteriores para asimilarlas
a gotas de sangre.(9)
Málaga perdió su recreación de esta curiosa y emotiva escena, al igual que sucediera en Sevilla, Lucena o Antequera. En
Sevilla era el paso titular desde 1688 de la extinguida
hermandad homónima de la parroquia de San Isidoro; en Antequera, se
alude a este paso en un inventario del año 1626 de la desaparecida
Hermandad de la Humildad, la cual sacaba varios pasos (10); en Lucena, donde aún se conservan las imágenes aunque transformadas por el intento de representar El Encuentro, datan del siglo XVIII.
Conservamos la imagen que realizara
Fernández de Mora para una de las hermandades más pujantes y que
procesionaba cada Miércoles Santo por las calles de la Málaga del siglo
XVII. A lo mejor algún día se recupera esta original escena para la
Semana Santa de Málaga, nunca se sabe. Entre tanto, lo mejor que podemos
hacer es rezarle una oración cada vez que entremos en el Císter.
(1) LÓPEZ
PLASENCIA, J.C., “El paso de la Hermandad del Despedimiento de a
parroquia sevillana de San Isidoro. Fuentes e iconografía de un misterio desaparecido”. Laboratorio de Arte-23, 2011. pp.271-282
(2) SÁNCHEZ LÓPEZ,J.A., “El Alma De La Madera: Cinco siglos de iconografía Y escultura procesional en Málaga”. Ed. Real y Excma. Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo Suplicio, Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura. Málaga, 1996. pp.98-99
(3) Cit. LLORDÉN, A., “Escultores y entalladores malagueños. Ensayo histórico documental (siglos XV-XIX)”.Ed. Real Monasterio de El Escorial. Ávila,1960. p.211 (A.H.P.M. Escribanía de Marcos Gutierrez, año de 1638).
(4) FERNÁNDEZ BASURTE, F., “La procesión de Semana Santa en la Málaga del siglo XVII”. Ed. Servicio Publicaciones Universidad de Málaga. Málaga,1998. p.189.
(5) LLORDÉN, A. y SOUVIRON, S., “Historia documental de las Cofradías y Hermandades de pasión de la ciudad de Málaga”. Málaga,1969. pp.464-469.
(6) Cit.SÁNCHEZ LÓPEZ,J.A., Op. cit., p.100(AHPM Escribanía de Diego de Cea Bermúdez, año de 1733. Legajo 2445).
(7) Cit.SÁNCHEZ LÓPEZ,J.A., Op. cit., p.100(AHPM Escribanía de Diego de Cea Bermúdez, año de 1733. Legajo 2445).
(8) SÁNCHEZ LÓPEZ,J.A., Op. cit., p.320-321
(9) SÁNCHEZ LÓPEZ,J.A., Op. cit., p.321
(10) En un artículo de Alfonso Vázquez, publicado el 17/04/2014 en el diario “La Opinión de Málaga”, se indica que el profesor Juan Antonio Sánchez López afirma que la extinta Hermandad de la Humildad de Antequera contaba con diversos pasos como el Despedimiento, la Oración del Huerto, Ecce Homo y la Virgen de los Desamparados. Según el profesor, la imagen del Ecce Homo sería el Cristo de Medinaceli de la iglesia parroquial de Santiago; y la de la Virgen de los Desamparados sería la actual imagen de la Soledad de Santo Domingo. En lo que respecta a esta última imagen, ello también es afirmado por Jesús Romero Benítez (“Antonio del Castillo. Escultor antequerano 1635-1704″. Ed. Chapitel. Antequera, 2013. p. 95)
(11) LÓPEZ PLASENCIA, J.C., Op. cit. p.283
(2) SÁNCHEZ LÓPEZ,J.A., “El Alma De La Madera: Cinco siglos de iconografía Y escultura procesional en Málaga”. Ed. Real y Excma. Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Santo Suplicio, Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura. Málaga, 1996. pp.98-99
(3) Cit. LLORDÉN, A., “Escultores y entalladores malagueños. Ensayo histórico documental (siglos XV-XIX)”.Ed. Real Monasterio de El Escorial. Ávila,1960. p.211 (A.H.P.M. Escribanía de Marcos Gutierrez, año de 1638).
(4) FERNÁNDEZ BASURTE, F., “La procesión de Semana Santa en la Málaga del siglo XVII”. Ed. Servicio Publicaciones Universidad de Málaga. Málaga,1998. p.189.
(5) LLORDÉN, A. y SOUVIRON, S., “Historia documental de las Cofradías y Hermandades de pasión de la ciudad de Málaga”. Málaga,1969. pp.464-469.
(6) Cit.SÁNCHEZ LÓPEZ,J.A., Op. cit., p.100(AHPM Escribanía de Diego de Cea Bermúdez, año de 1733. Legajo 2445).
(7) Cit.SÁNCHEZ LÓPEZ,J.A., Op. cit., p.100(AHPM Escribanía de Diego de Cea Bermúdez, año de 1733. Legajo 2445).
(8) SÁNCHEZ LÓPEZ,J.A., Op. cit., p.320-321
(9) SÁNCHEZ LÓPEZ,J.A., Op. cit., p.321
(10) En un artículo de Alfonso Vázquez, publicado el 17/04/2014 en el diario “La Opinión de Málaga”, se indica que el profesor Juan Antonio Sánchez López afirma que la extinta Hermandad de la Humildad de Antequera contaba con diversos pasos como el Despedimiento, la Oración del Huerto, Ecce Homo y la Virgen de los Desamparados. Según el profesor, la imagen del Ecce Homo sería el Cristo de Medinaceli de la iglesia parroquial de Santiago; y la de la Virgen de los Desamparados sería la actual imagen de la Soledad de Santo Domingo. En lo que respecta a esta última imagen, ello también es afirmado por Jesús Romero Benítez (“Antonio del Castillo. Escultor antequerano 1635-1704″. Ed. Chapitel. Antequera, 2013. p. 95)
(11) LÓPEZ PLASENCIA, J.C., Op. cit. p.283
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