Esta es la historia de una
extinta Hermandad en la que se aúnan muchas de las características que
describen la propia historia de nuestras Cofradías: cambios de sede,
rivalidad, pleitos, hechos milagrosos, etc. Si a todo ello se une la
posibilidad de que su imagen titular aún exista, tenemos una historia
fascinante: La de la Hermandad de Jesús Nazareno.
Origen y primer cambio de sede.-
El origen de esta Hermandad se encuadra en torno al año 1584 en el Convento de San Andrés de los carmelitas descalzos, en el barrio de los Percheles, con la denominación de la Hermandad de los Nazarenos de Málaga.
Quizá este Título se empleó para intentar demostrar que era la más
antigua con esa advocación en la ciudad, algo que no era cierto ya que
en 1567 se tiene constancia de la existencia de la Hermandad del Dulce
Nombre de Jesús Nazareno.
Pero no es esa la única denominación que
tuvo, ni mucho menos: En documentos contemporáneos a la fecha
presumible de su fundación se la denomina Hermandad de Nazarenos de la Santa Cruz. Posteriormente, en un documento fechado 1599, figura como Hermandad de Nazarenos de Santa Elena. Seis años más tarde se comenzó a llamar Hermandad de Nazarenos de la Santa Resurrección o Cofradía de la Santa Resurreción de Jesús Nazareno, al
agregarse con la Cofradía de los Nazarenos de la Santa Resurreción de
Roma, por Bulas apostólicas de su Santidad el Papa Clemente VIII, lo que
le dió un mayor realce. Este hecho provocaría que más adelante se
hicieran con una talla de Cristo Resucitado. Pero a pesar de tantas
denominaciones, popularmente se la conocería durante el periodo referido
como la Hermandad de los Nazarenos de San Andrés.
En el año 1609, por desconociddas circunstancias, abadonaría los Percheles para trasladarse al Convento de la Victoria,
otorgándose la escritura de asiento en el convento de PP.Mínimos de San
Francisco de Paula un 4 de mayo. En ella se establecía que el Convento
señalaba el lugar donde podían edificar su capilla que “ha de ser
desde la esquina de la capilla mayor del dicho convento, desde el
testero de ella que coje de ancho toda la capilla mayor, y allí ha de
tomar la dicha Cofradía todo el largo que quisiere hasta el camino que
desciende de la Vera-Cruz, y la dicha Cofradía ha de hacer a su costa
los cimientos y las paredes que sean convenientes…”. Por tanto, se
trataba de una capilla exterior a la iglesia pero dentro del ámbito
conventual, en el compás del Convento de la Victoria. Esta circunstancia
era muy habitual, y más en el caso de los mínimos debido a la gran
acogida que tuvieron, por lo que la comunidad religiosa adjudicó
parcelas exteriores al edificio conventual y a la iglesia para edificar
capillas, satisfaciendo así la amplia demanda.
La existencia de una rivalidad
La Hermandad de Jesús Nazareno, con el
paso de los años, iba aumentando en el número de hermanos y adquiriendo
una creciente importancia su procesión en la madrugada del Viernes
Santo. Gozaban de una amplia corriente devocional y económicamente era
una Hermandad pujante en Málaga.
Pero existía otra Hermandad que gozaba también de una gran importancia social: la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso.
Esta relevancia se demostraba por el hecho de que, además de estar
afiliados a ella los barrileros y toneleros de Málaga, otras numerosas
personas de diversas clases sociales también fueron hermanos y gozaron
de grandes prerrogativas e indulgencias.
La rivalidad existente entre ambas
Hermandades pudo ser originada por multitud de circunstancias: misma
advocación y momento representado, mismo día de salida, proximidad
geográfica (hasta 1609), mismo color de las túnicas, relevancia social,
etc. Lo que sí es cierto es que se plasmó en diversos pleitos, por otra
parte tan usuales en la época.
El primer enfrentamiento entre
las dos Hermadandes se produjo en Octubre de 1598, cuando la Hermandad
de Jesús Nazareno aún se encontraba en los Percheles. El motivo lo
constituía el hacer valer unos determinados derechos de preeminencia en
las procesiones y sobre si han de salir o no el Viernes Santo
(madrugada) y sobre cuál ha de salir primero.
En 1605 la Hermandad de Jesús Nazareno
volvía a entablar un pleito contra la Hermandad del Dulce Nombre de
Jesús; esta vez estaba motivado en que exigían tener mayor derecho a
usar túnicas moradas, no queriendo que los del Paso las sacaran de ese
color. Del documento por el que se otorga el poder para el mencionado
pleito se extrae la existencia de más causas abiertas entre ambas al
señalarse: “…dijeron que han tratado y traen ciertos pleitos y
diferencias con los hermanos de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús
contra juramentos que están pendientes y en grado de apelación ante el
señor Juez metropolitano de Sevilla…”.
Una vez radicada ya en el Convento de la
Victoria, llama la atención un hecho que puede inducir a pensar en la
pervivencia de esta rivalidad. El 16 de junio de 1641 se fundó la
Hermandad de los setenta y dos hermanos de la Madre de Dios de la
Esperanza, quedando agregada a la del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del
Paso. Dos años más tarde, concretamente el 23 de marzo de 1643, se agrega la Hermandad de Nuestra Señora del convento de la Merced
a la Hermandad de Jesús Nazareno; los hermanos de esta Hermandad
agregada acompañarían el cortejo cada madrugada del Viernes Santo con
sus ceras y túnicas negras. Años más tarde, consta la denominación de Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza. Asi, se puede afirmar que Málaga tuvo dos Esperanzas.
El cortejo de la Hermandad de Jesús
Nazareno no se apartaba de la concepción teatral propia del modelo de
Semana Santa que se implanta en el siglo XVII; en su procesión se
sucedían los pasos con las imágenes de Cristo con la Cruz a Cuestas, la
Virgen Dolorosa, San Juan y la Mujer Verónica. La misma estructura
presentaba el cortejo de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno
del Paso, con la popular escenificación en la plaza de las Cuatro Calles
(hoy plaza de la Constitución).
Segundo cambio de sede y extinción
Las Constituciones Sinodales del Obispo
de Málaga Fray Alonso de Santo Tomás de 1671 establecieron una serie de
medidas restrictivas y de control, no sólo de los participantes en los
cortejos, sino también de los horarios e itinerarios que seguían las
Hermandades y Cofradías de Málaga. Sin duda, incidieron en las
Hermandades que tenían recorridos largos como es el caso de la Hermandad que historiamos, produciéndose el traslado forzoso a la ermita de Santa Lucía.
La distancia entre el Convento de la
Victoria y la entrada a la ciudad por la Puerta de Granada (hoy entrada
de calle Granada desde la plaza de la Merced) se calificaba de larga y
era la causa de una serie de desmanes, que provocaba a su vez que no
fuera la procesión organizada ni las imágenes con el exigible decoro y
respeto. Hay que pensar que el camino desde la mencionada Puerta de
Granada hasta el Convento de la Victoria discurría por una vía casi
rural, sobre uno de los arroyos que bajan de los montes que circundan la
ciudad, con solamente algunos núcleos aislados por calle Agua o San
Lázaro.
A través de un protocolo de cesión
fechado el 28 de abril de 1710, el Obispo Fray Francisco de San José,
justificando la decisión en las razones expuestas a pesar de que los hermanos han puesto todo el cuidado, dona
a la Hermandad de Jesús Nazareno la ermita de Santa Lucía, que
pertenecía al gremio de los zapateros. Los litigios que se habían
producido entre el gremio de los zapateros y la Iglesia por la propiedad
de la ermita tuvieron, sin duda, incidencia en la decisión del Señor
Obispo; en ellos se aducía por la instancia religiosa, según conocemos
por el propio documento de cesión, que no se prestaba la atención
necesaria a la ermita, no manteniéndose con aseo y asistencia de los más dignos ministros.
La ermita de Santa Lucía se trataba de
una modesta construcción levantada entre los años 1515 y 1517, situada
en las inmediaciones de la iglesia parroquial de los Santos Mártires. Pasó a conocerse como la ermita de Jesús Nazareno de la calle Santa Lucía o, simplemente, la iglesia de Jesús. El traslado se efectuó en tan solo 17 días desde que se firmara el Protocolo de cesión.
La disposición de las imágenes se detalla en el citado documento, señalándose: La
imagen de Jesús Nazareno en el altar mayor, la de Nuestra Señora de la
Esperanza en uno de los colaterales, la de señor San Juan y la mujer
Verónica en los demás que les pareciere…y la santa (Lucía) que
ahora está en el altar mayor se colocará en otro de los altares que hay o
se edifican de nuevo, para que en él la adoren los fieles y devotos del
gremio de zapateros y la hagan su fiesta, lo que no les prohibimos…La imagen de un Cristo Resucitado, que también poseía la Hermandad, quedó en la capilla de la Victoria (según conocemos por una escritura de concierto con el Convento de 9 de abril de 1713).
La vida de la Hermandad siguió
siendo activa durante finales del siglo XVIII y principios del XIX,
redactándose incluso unas nuevas Constituciones en 1818.
Por un protocolo notarial de 1832
sabemos que la Hermandad ya había desaparecido en ese año. Se extinguía
así, por motivos desconocidos, una de las Hermandades más antiguas de
la ciudad de Málaga, dejando atrás casi tres siglos de historia.
La ermita, una vez declarado su estado
de ruina, sería demolida en 1835; el comerciante Manuel Agustín Heredia
compró los terrenos, abriéndose el Pasaje que lleva su nombre. Un
altar, un cancel y un púlpito de la ermita se emplearon en la capilla
del Cementerio de San Miguel en 1837.
Del destino de las imágenes poco se
sabe: De la imagen de Ntra. Sra. de la Esperanza (la otra Esperanza) se
desconoce cuál fue su destino; de las efigies de San Juan y la Verónica,
se conoce que en 1839 Juan Pareja y Antonio Ferrán, hermanos de la
Archicofradía de la Sangre, se dirigieron al cabildo catedralicio
rogándoles su entrega para darle culto en la iglesia de Ntra. Sra. de la
Merced, siendo aceptada la petición. Pero, ¿qué sucedió con la imagen
de Jesús Nazareno en torno a la cual se circunscribe toda esta historia?
La Imagen Titular
La imagen, probablemente
de principios del siglo XVII, fue tomada como modelo por otras
hermandades de igual advocación de otras localidades como Motril o
Marbella. En opinión del profesor J. A. Sánchez López, se trataría de
una imagen erguida y que probablemente abrazara la cruz a la inversa, lo
que explicaría el rasgo distintivo que animaría a las hermandades de
otras poblaciones cercanas a tomarla como modelo.
Nazareno de Motril (desaparecido en 1936)
El autor debió ser el imaginero
malagueño Antonio Gómez, el cual realizó en 1610 la talla para la
Cofradía del Dulcísimo Nombre de Marbella, y que además había trabajado
anteriormente para la Hermandad que historiamos, realizando la imagen de
un San José.
Andrés Camino Romero y Alberto Palomo Cruz aportaban una conjetura en el libro “Cofradías Malagueñas rescatadas del Olvido” (Colección La Saeta, Libros Cofrades nº 7, 2007). La misma parte de una noticia de Díaz Serrano en la que daba por hecho que la efigie de Jesús Nazareno fue trasladada al monasterio Cisterciense de la Encarnación;
se habría salvado de los Sucesos de Mayo de 1931, no figurando en el
catálogo de pérdidas, gracias a que dicho Convento fue solo saqueado,
incendiándose en la calle algunas imágenes. Si todo ello es así, se
trataría de la imagen que se encuentra en la actualidad en el cenobio de
Ntra. Sra de la Asunción en El Atabal, ya que la misma procede de los
fondos que tenían cuando se encontraban en calle Álamos. Se daría la
curiosidad de encontrarse, de nuevo, junto con la imagen de un Cristo
Resucitado (atribuido a Fernando Ortiz). Si fuera cierta la hipótesis,
la antigua imagen de Jesús Nazareno volvió a procesionar por las calles
de Málaga entre los años 1940 y 1943, como Titular de la Cofradía de la
Misericordia; lo volvería a hacer el Viernes Santo de 1981 con la
Hermandad de Nueva Esperanza.
Imagen de Jesús Caído de Ntra. Sra. Asunción en la Cuaresma de 1982 (Arguval)
Las monjas nunca han querido desprenderse de la imagen ya que, según se relata, tenía fama de milagrosa:“En
los primeros días de nuestra guerra civil se acercó hasta nuestra
capilla un grupo de desalmados dispuestos al saqueo y la destrucción del
convento. Estaba el Cristo en la parte del coro bajo de nuestra
iglesia, que era donde recibía culto, y hasta allí se acercó un hombre
que iba con este grupo y que provisto de una gran estaca o palo intentó
romper al Señor. Aquel individuo, no más levantar el brazo, salió
gritando ante el asombro de los demás, diciendo que el Cristo le
había mirado y movido los ojos. Tomaron los demás a chanza lo que el
hombre decía y para demostrar que no creían en supersticiones derribaron
la imagen. Una vez en el suelo fue imposible ni siquiera a rastras
moverla de aquel sitio, por lo que un tanto confundidos y asustados la
dejaron allí tirada. El monasterio fue tapiado unos días después (…)
Cuando volvimos toda la comunidad de nuevo al convento (…) y ver la
imagen de Jesús en el suelo dos religiosas la cogieron con gran
facilidad, sin ningún esfuerzo, ante la extrañeza de varios vecinos que
habían presenciado los sucesos allí acaecidos. Son muchos los milagros
atribuidos esta bendita imagen-terminó la superiora-.” (Anécdotas y
curiosidades de la Semana Santa malagueña, por un Nazareno Verde, 1977).
Pero para tratarse de la misma imagen
tuvo que sufrir en algún momento una transformación hacia la
representación de Jesús Caído, lo cual sólo se podrá llegar a saber si
se somete algún día a una intervención técnica. Quizá conservamos la
imagen en torno a la cual se fundó una de las Hermandades con mayor
protagonismo y actividad de la historia de nuestra Semana Santa, y lo
desconocemos.
Fuentes: CARRERA
DE GÓMEZ RAGGIO,D., Anécdotas y curiosidades de la Semana Santa
malagueña,1977 / CASTELLANOS GUERRERO, J. A., y VVAA, Cofradías
malagueñas rescatadas del olvido.Colecc. Libros Cofrades La Saeta, 2007
/FERNÁNDEZ BASURTE, FEDERICO. La procesión de Semana Santa en la Málaga
del Siglo XVII. Ed. Universidad de Málaga, 1998 / JIMÉNEZ GUERRERO, J.,
Capillas y cofradías desaparecidas en la ciudad de Málaga, Ed. Arguval,
2008 / LLORDÉN,A. y SOUVIRÓN, S. Historia documental de las Cofradías y
Hermandades de Pasión de la ciudad de Málaga, Ed. Ayuntamiento de Málaga
– Delegación de Cultura, Libros Malagueños V, 1969 /PALOMO CRUZ, A.J.
La Catedral de Málaga. Centro devocional y procesional. Colecc. Libros
Cofrades La Saeta, 2006 / RODRÍGUEZ MARÍN, F.J. Málaga Conventual.
Estudio Histórico, Artístico y Urbanístico de los Conventos Malagueños.
Ed. Arguval, 2000 / SÁNCHEZ LÓPEZ, J.A. El alma de la madera. Cinco
siglos de imaginería y escultura procesional en Málaga. Ed. Hermandad de
la Amargura. Málaga.1996.